A casi un año que la pandemia llegó a nuestro país, hemos observado el impacto durante los últimos once meses en diferentes aspectos sociales, económicos, laborales y personales. No cabe duda que esta emergencia de salud, llegó para retar el día a día de la sociedad y sus organizaciones, trayendo con esto, múltiples escenarios totalmente desconocidos. Nos hemos enfrentado a una serie de acontecimientos complejos, adversos y de pérdidas en todos los sentidos, sin embargo, también es cierto que esta crisis ha generado diferentes estrategias, para seguir adelante en un contexto plagado de desafíos e incertidumbre.
Es por ello que hoy podemos detenernos a pensar en lo siguiente: ¿Qué ha cambiado desde marzo 2020? Indudablemente, podremos generar muchas respuestas en función a los cambios que hemos vivido, pero lo más importante de esta pregunta, es identificar ¿Qué hemos hecho para sobresalir ante esta contingencia?
Es una realidad que la sociedad, las organizaciones y las personas, tuvimos que generar nuevos planteamientos y rediseñar nuestra vida económica, laboral, social y personal. Indudablemente, la adaptación al cambio en los últimos meses fue una constante nunca antes vista, no existió el tiempo de prueba y error, las acciones que llevamos a cabo se caracterizaron por adolecer de planeación y visión estratégica en muchos de los casos. En este sentido, comenzamos a adaptarnos abruptamente a las necesidades y contexto originado por la pandemia, en el cual, muchas compañías fueron catalogadas como no esenciales, originando medidas de estancamiento, cierres parciales y en el peor de los casos, cierres permanentes.
Muchas de estas empresas tuvieron que reinventarse, identificando oportunidades de negocio diferentes a lo desarrollado durante muchos años. Pudimos conocer que algunas de éstas, modificaron sus servicios, sus entregables y sus modalidades de trabajo, con el firme objetivo de mantenerse vigentes. Evidentemente se tomaron decisiones de negocio claves para esta reorganización, en donde el rol indiscutible fue de sus líderes acompañados de sus equipos de trabajo.
Por lo tanto, hoy sabemos que las organizaciones que se han vuelto resilientes, son aquellas que se han logrado adaptar a estos cambios inesperados y que la guía para esta adaptación ha sido a través de su factor humano, tomando decisiones complejas pero enfocadas al bienestar de todo el entorno que las rodea, es decir, siempre enfocados en la atención y cuidado de sus clientes, pero sin descuidar al talento que poseen.
Una organización resiliente, se caracteriza por su enfoque en la diversidad e inclusión, lograr el éxito aún en tiempos de incertidumbre, buscar en todo momento el bienestar integral de sus colaboradores, asegurar la continuidad de su negocio y por fundamentar su estrategia en sus mejores líderes. Estoy seguro que al leer este documento, podremos identificar si nuestra organización ha sido resiliente o si se encuentra en este proceso de reinvención. Como líderes de empresas, es fundamental tener en cuenta que los tiempos podrán ser cada vez más inciertos, pero contando con una estrategia adecuada podremos afrontarlos y mantenernos vigentes, asegurando el bienestar integral de nuestras operaciones y nuestra gente.
El cambio no se detendrá en ningún momento y bajo el contexto actual, es indispensable que cuentes con estrategias definidas y también con la asesoría especializada que nosotros te podemos brindar. Te invitamos a conocernos y hacer sinergia en tus proyectos más importantes de crecimiento.