Con la reciente aprobación por la Comisión Tercera de la Cámara de Representantes, el proyecto de ley para eliminar el impuesto al 4×1.000, que autoriza a todos los bancos a cobrar 4 pesos por cada 1.000 que pasen por toda transacción, avanza con viento en popa.
El tributo que nació en 1998 a través del decreto 2331 como respuesta “temporal” a la crisis financiera para “rescatar” a las instituciones financieras y que realmente lleva vivo 23 años, llegó en ese entonces para quedarse hasta que la representante a la Cámara Katherine Miranda, anunció que propondría su desmonte gradual.
El proyecto de ley presentado por esta representante propone ir reduciendo el gravamen gradualmente a partir del 2023 hasta que desaparezca en 2026 cuando se propone que sea desmontado gradualmente.
¿Pero cuáles son sus pros y sus contras? Pedro Sarmiento, abogado especialista en Derecho Tributario y Socio Director de Impuestos y Servicios Legales de la firma Crowe en Colombia, asegura que éste siempre ha sido un tributo antitécnico, pues genera que las transacciones financieras sean más costosas, quitándole así competitividad al país.
Conoce la opinión completa de Pedro Sarmiento, socio director de la práctica de Impuestos y Servicios legales en nuestra firma.
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