Cada mañana, en las diferentes estaciones de Transmilenio, decenas de personas se cuelan entre las puertas, saltan torniquetes o se mezclan con la multitud para evadir el pago. Para algunos es rutina, para la ciudad, es una pérdida millonaria.
En 2024, más de 89 millones de pasajes fueron evadidos, según reportes oficiales. Esta cifra no solo es alarmante por su volumen, sino por lo que representa en recursos, más de $262.000 millones de pesos, según la concejal Diana Diago.
¿Qué se podría hacer con esa cifra?
¿Quién paga la cuenta?
Tú, Yo, Todos!
Cuando TransMilenio deja de recibir dinero por pasajes, este vacío no desaparece: lo cubren nuestros impuestos. Actualmente, el pasaje solo cubre el 45% de los costos reales. El resto lo aporta el Fondo de Estabilización Tarifaria (FET). Según la Resolución 443001 de 2023, del total subsidiado, el 61,83% lo pone el Gobierno Nacional y 38,17% el Distrito Capital. Pero en 2024, el Gobierno Nacional no giró lo prometido y en consecuencia el Distrito tuvo que asumir el 100% del déficit para sostener la operación.
Cada pasaje evadido es, en términos simples, un subsidio no autorizado. Es como si cada colado se asignara, por su cuenta, una beca pagada con nuestros impuestos.
Curva de evasión
La siguiente gráfica muestra la curva de evasión del componente troncal frente al total de pasajeros de Transmilenio:
En solo dos años, TransMilenio logró reducir la evasión del 28,51% en 2022 al 13,14% en 2024. ¿Qué hay detrás de este avance? ¿Qué se está haciendo para frenar la evasión?
La evasión no se combate con discursos, sino con decisiones. Y aunque el reto sigue presente, las siguientes medidas ya muestran resultados concretos:
¿Y qué más se puede hacer?
Más puertas y más policías ayudan, pero no son suficientes. La evasión también se combate en el aula, en el hogar y en el ejemplo diario. Por eso, se requiere un enfoque más integral:
Al final, pagar el pasaje no es solo una obligación legal; es una expresión de compromiso ciudadano. Es una inversión colectiva en una ciudad más justa, más funcional y respetuosa. La evasión puede parecer un acto insignificante, pero cuando se suma por millones, se convierte en una deuda silenciosa que todos pagamos.
La verdadera transformación no está en blindar estaciones, sino en cultivar una cultura de corresponsabilidad.
Porque una Bogotá donde todos pagamos, no solo fortalece la economía del sistema, sino que también protege a quienes día a día trabajan para brindarnos un servicio digno y seguro.
Solo así construiremos una ciudad más justa, segura y próspera para todos. La verdadera transformación empieza en cada acto de responsabilidad. Cuando todos aportamos, avanzamos juntos hacia un futuro digno y solidario.
Los concesionarios también pagan.
Por supuesto, existen muchos roles involucrados en la operación del sistema integrado de transporte que Bogotá requiere y que deseamos los ciudadanos, por lo que consultamos al señor Carlos Rivera, accionista del sistema prestador, quien manifestó que “Los usuarios no validados quedan fuera de las estadísticas de demanda de pasajeros, por lo que nos programan menos kilómetros pagos de los realmente necesarios para atender adecuadamente a los pasajeros que sí pagan, todos perdemos: usuarios, TransMilenio y concesionarios.
Adicionalmente, en la evasión zonal los operadores y operadoras suelen tener problemas de seguridad al exigir el pago, lo que reduce el incentivo a esta labor formal”.
La seguridad resulta también un aspecto relevante como lo refiere el señor Rivera, no solo con los operadores, hombres y mujeres que todos los días, desde muy temprano y hasta altas horas de la noche, conducen a millones de personas a su destino; sino que, como se ve muy a menudo, son lesionados física y emocionalmente, el staff colaborador de las estaciones de TransMilenio.
Desde Crowe conocemos la operación del sistema y buscamos que cada una de las partes vinculadas pueda recibir los retornos de una inversión que es de todos, reflejada en la prestación adecuada del servicio, en el equilibrio en los negocios y, por supuesto, en que la ciudad gane como un referente de transporte en estándares que brillen por la educación ciudadana y por ser una muy buena alternativa para la movilidad con seguridad para todos sus usuarios.
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