Contratar un revisor fiscal por cumplir o por crecer

Entre contratar un revisor fiscal por cumplir un requerimiento normativo y hacerlo por convicción para asegurar la sostenibilidad del negocio, hay una gigantesca montaña de diferencia de éxito e inteligencia. Y en Colombia, las empresas locales están obligadas a contratar un revisor fiscal cuando ocurren las siguientes condiciones:

• Deben tener revisor fiscal todas las sociedades por acciones, según lo dispone el artículo 203 del Código de Comercio.
• Toda sociedad así no sea por acciones, si sus activos al 31 de diciembre de 2021 son iguales o superiores a 5.000 salarios mínimos ($4.542.630.000) y sus ingresos son iguales o superiores a 3.000 salarios mínimos ($2.725.578.000).

Siendo así, este contexto ha provocado que algunas empresas, en su defecto, la mayoría, producto de tal obligación, consideren que el revisor fiscal es un gasto más, pensando que el servicio prestado es genérico y que hay que asegurar la contratación de uno, año tras año, bajo honorarios muy módicos simplemente por cumplir la norma.

Algunas otras entidades también tienen otro punto de vista, y han descubierto que, en el proceso de escogencia del revisor fiscal, si bien se debe ser cuidadoso con los honorarios (como con todo), también debe serlo al examinar las capacidades, experiencia, reputación y respaldo de la firma o del profesional que se contempla para que preste el servicio.

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