Recientemente, la pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de la salud mental. El aislamiento social, el miedo a la enfermedad y la incertidumbre económica han aumentado los niveles de ansiedad y depresión en la población, incrementando de forma significativa las consultas médicas relacionadas con la salud mental.
La salud mental afecta profundamente a la calidad de vida de las personas, así como a su capacidad para enfrentar desafíos y contribuir de manera efectiva a la sociedad. En la sociedad española, la conversación en torno a la salud mental ha estado marcada por el estigma y la falta de comprensión. Sin embargo, en la última década, se ha producido un cambio radical en la percepción de la salud mental en España. La sociedad ha comenzado a reconocer que la salud mental no es un signo de debilidad, sino una parte esencial de la experiencia humana. Organizaciones gubernamentales, profesionales de la salud y la sociedad civil han trabajado incansablemente para fomentar la conciencia al respecto. Esto ha llevado a un enfoque renovado en la necesidad de cuidar la salud mental de todos, incluidos aquellos que brindan atención médica.
Según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2020, se estima que aproximadamente el 20% de los profesionales sanitarios en España sufren de algún trastorno de salud mental, una cifra que ha aumentado significativamente en la última década. Factores como la carga de trabajo, la falta de concienciación sobre el autocuidado o la estigmatización han contribuido a este escenario.
En este contexto, las organizaciones y autoridades sanitarias están trabajando en poner en marcha medidas para cuidar de la salud mental de sus profesionales. Así, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad lanzó en 2020 una campaña de sensibilización destinada a reducir el estigma en torno a la salud mental de los profesionales de la salud y eliminar barreras que les impidan buscar ayuda. En 2022, el Ministerio de Sanidad lanzó un programa piloto en varios hospitales para fomentar prácticas de autocuidado entre los profesionales de la salud.
Desde las Comunidades Autónomas, las iniciativas planteadas son múltiples y variadas:
Debe tenerse en cuenta que el bienestar emocional de los profesionales sanitarios es, además de un valor en sí mismo, un factor relevante que impacta en aspectos que van desde la comunicación con el paciente a la seguridad de la atención. Por ello, iniciativas de muy diversa índole como el Plan Persona de Castilla y León o la Estrategia de Mejora de la Atención Primaria de la Región de Murcia, incorporan también en su abordaje iniciativas de cuidado y bienestar emocional del profesional sanitario, complementando así medidas impulsadas desde el ámbito laboral o de salud mental.
No obstante, el grado de desarrollo e implementación de estas medidas es altamente heterogéneo y sus resultados son aún incipientes. Desde Crowe, apostamos por la colaboración con todos los agentes del sector para poner en marcha medidas concretas que permitan una adecuada atención al activo más valioso de nuestro sistema sanitario: sus profesionales.
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