Hoy, 7 de abril, se celebra el Día Mundial de la Salud, en conmemoración del nacimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que nos recuerda el derecho de disponer de servicios públicos orientados no solamente a prevenir, diagnosticar y tratar afecciones o enfermedades, sino a alcanzar un estado de pleno bienestar físico, mental y social.
"Nuestro Planeta, Nuestra Salud"
Este ha sido el tema elegido por la OMS para lanzar un mensaje a toda la población mundial con la finalidad de llamar la atención sobre las medidas urgentes que se necesitan para proteger nuestra salud y la de nuestro planeta. Aunque el vínculo entre estos dos factores no ha sido siempre reconocido, la relación entre la contaminación y el aumento del espectro de enfermedades y problemas de salud ha alcanzado un punto de consenso científico.
El cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI, en efecto, la OMS calcula que, a partir del año 2030, ocurrirán en todo el mundo un mínimo de 250.000 muertes adicionales por año como consecuencia del cambio climático.
En medio de una pandemia, de un planeta contaminado y de un aumento de enfermedades relacionadas directamente con el aumento de factores de riesgo como el sobrepeso, el incremento del estrés y los problemas de salud mental, la OMS aprovecha para hacer una llamada a la acción para aplicar medidas urgentes necesarias para mantener la salud de los seres humanos y del planeta e incentivar un cambio para que las sociedades se preocupen del bienestar.
Cuatro claves para una atención sanitaria eficiente y de alta calidad
Para afrontar estos y otros retos, como la mejora en la prevención y el abordaje de futuras pandemias, los sistemas sanitarios están impulsando el desarrollo de nuevos avances, recursos y herramientas con un enorme potencial, que posibilitarán seguir prestando una atención sanitaria eficiente y de alta calidad, en la actualidad y en el futuro. Destacamos cuatro puntos clave:
1. Consolidación del Big Data en el sector sanitario
Uno de los principales recursos que poseen los sistemas sanitarios, por la naturaleza intrínseca de su propia actividad, es un amplísimo volumen de información en forma de datos poblacionales, registrados en las Historias Clínicas Electrónicas y en registros específicos de determinadas patologías.
La integración de estas grandes cantidades de datos y su explotación para la identificación de patrones y tendencias permite optimizar el abordaje personalizado de enfermedades, desde la prevención de su aparición (desarrollando estrategias de salud públicas dirigidas a grupos poblacionales especialmente propensos a contraer una enfermedad en concreto) hasta la mejora de su tratamiento (diseñando modelos de datos que permitan a los profesionales escoger el plan terapéutico más adecuado).
El uso del big data permite mejorar la eficiencia de los sistemas sanitarios y ahorrar costes. Actualmente, ya existe una amplia aplicación y se prevé su incremento a medida que sigan creciendo las interacciones entre pacientes y sistemas sanitarios a través de dispositivos móviles.
2. Auge de la medicina personalizada
Los avances en el conocimiento médico están dando lugar a nuevas técnicas de diagnóstico y tratamiento basadas en la secuencia genética. Las denominadas terapias personalizadas se basan en la predicción de la respuesta de cada paciente a un determinado tratamiento, evitando aquellos que no son efectivos, empeoran la calidad de vida de los pacientes y suponen además un elevado coste.
El impacto de la medicina personalizada es especialmente relevante en el campo de la oncología. Tradicionalmente, el tratamiento de un tumor se ha basado en la localización del órgano donde se originaba. Sin embargo, en los últimos años se han producido importantes avances en la comprensión de la individualidad del cáncer como enfermedad y de su componente hereditario, lo que dado lugar a un viraje hacia un tratamiento basado en la información molecular y del ADN de cada tumor, estableciendo los métodos terapéuticos más convenientes en cada caso.
3. Generalización de la Telemedicina y atención no presencial
Antes de la aparición de la COVID-19, el desarrollo de tecnologías orientadas al seguimiento y monitorización a distancia de los pacientes y la plena aceptación por parte de la población acerca del uso de smartphones, apps y wearables IOT, ya permitía a profesionales y pacientes comunicarse y compartir información clínica sin necesidad de encontrarse físicamente en el mismo lugar. Pese a ello, el uso de estas herramientas no era generalizado, sino más bien excepcional.
Sin embargo, las situaciones de confinamiento y aislamiento social provocadas por la pandemia estimularon el uso de las nuevas tecnologías para la prestación de atención sanitaria a niveles nunca vistos. Por ejemplo, casi dos tercios de los oncólogos torácicos encuestados con motivo de la Conferencia Mundial sobre Cáncer de Pulmón IASLC 2021 indicaron que utilizaron herramientas de telemedicina por primera vez durante la pandemia.
Una de las lecciones que hemos podido extraer de la crisis sanitaria provocada por la pandemia COVID19 es que es posible ofrecer una asistencia de calidad a la vez que se mantiene la distancia social, logrando una gestión más eficiente del tiempo, una mayor satisfacción del paciente y evitando la sobreexplotación de las infraestructuras sanitarias. Es previsible que esta tendencia se continue desarrollando en el futuro, a través del empleo de nuevas herramientas que faciliten una conexión segura entre pacientes y profesionales y aplicando protocolos que amparen la práctica médica con un soporte legal y clínico.
4. Impulso de las plataformas digitales para transmitir información sanitaria de calidad
Las fake news sobre enfermedades muestran la otra cara del uso de las tecnologías de información por parte de la población y han tenido un amplio impacto durante la pandemia. Hemos asistido a situaciones en las que la sobrecarga de información procedente de fuentes de dudosa fiabilidad y sin ninguna clase de rigor científico han sumido a parte de la población en la confusión, planteando incluso el uso de alimentos, medicamentos u otros métodos para prevenir, tratar, o curar la enfermedad, pudiendo causar incluso daños graves en la salud.
La divulgación de la información adecuada y contrastada científicamente a la población en los aspectos relativos a su propia salud y autocuidado, implicando a otras instituciones y a los medios de comunicación se plantea como uno de los retos a abordar en los próximos años, lo que dará lugar al impulso del uso de plataformas digitales y aplicaciones móviles en el sector salud.
Por último, la utilización de todas estas herramientas debe de venir acompañada de acciones transformadoras en otros sectores, como los de la energía, el transporte, los modelos alimentarios, productivos y de finanzas, entre otros, para proteger de una manera integral y a largo plazo de la salud de las personas, y que permitan cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la salud.
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